EL FENÓMENO OVNI EN LA PATAGONIA

La presencia de extraños fenómenos en las zonas australes de nuestro planeta ha enriquecido los archivos de muchos investigadores. Desde lejanos tiempos en que navegantes intrépidos surcaban las gélidas aguas hasta el presente los ojos de los escasos pobladores y visitantes se han acostumbrado a reflejar algo más que frío y nieve. En este trabajo conjunto pretendemos esbozar un panorama riquísimo en casos en los que se han reportado episodios que genéricamente se suelen englobar en torno al fenómeno OVNI.
Nosotros preferimos emplear la expresión “Fenómenos Anómalos” para no condicionar nuestras apreciaciones sin embargo somos concientes de que la mayoría de los colegas y lectores enmarcarán lo que relataremos dentro de los sucesos OVNI.
Naturalmente, no existiendo grandes centros urbanos en la Patagonia sudamericana, los casos son relativamente pocos sin embargo la dureza y majestuosidad del paisaje parecen enriquecerlos con características particulares.
Por otro lado, como un aporte al sustento de la hipótesis de que todos los fenómenos no son exclusivamente físicos sino que se estructuran con elementos psicológicos y sociales, hemos englobado los relatos en cuatro categorías que se emparentan con las antiguas clasificaciones de los elementos. Desde Aristóteles, pasando por decenas de alquimistas, se han empleado los términos Aire, Agua, Fuego y Tierra para definir los cuatro principios que generan todas las cosas visibles. Sin dudas, no somos tan oscuros de mente como para suponer que tales expresiones se condicen con los descubrimientos científicos. Pero, creemos interesante ejemplificar nuestras vanguardistas teorías con expresiones que se enraízan en lo más profundo de la mente colectiva de la humanidad.
La virginidad del territorio que ocupa nuestro presente trabajo semejaría exacerbar esos conceptos psicológicos y simbólicos del ser humano. Allí donde germinan algunos de los espectáculos naturales más bellos del mundo los fenómenos anómalos parecen asociarse a esas excelsas manifestaciones sensoriales.

AGUA

Considerando que el 75% de la superficie terrestre se halla cubierta por agua consideramos lógico comenzar nuestra exposición por los episodios marinos.

Caso Agustín Prat
El arqueólogo Alberto Medina Rojas proporcionó a la “Revista del Domingo” un relato que considera digno de tomarse en cuenta por estar “incontaminado por la psicosis colectiva” de esta época. Fue hecho por el marino chileno Agustín Prat a principios de siglo, mucho antes que llegaran a Chile aviones y otros inventos “voladores” del hombre. Agustín Prat, segundo comandante de la escampavía “Huemul” de la Armada –muerto el 23 de abril de 1951-, escribió en una fecha no precisada, a principios de siglo, una carta a Fernando Setit –de quien no conocemos más antecedentes-. Esa carta fue reproducida en el libro “Chiloé y los chilotes” de Francisco J. Cavada (Imprenta Universitaria, Santiago, 1914) y su texto, en la parte que se refiere a la observación de extraños objetos voladores, es el siguiente:

Agustín Prat

“A las 3 horas 45 minutos A.M. del domingo 8 del mes en curso, después de haber soplado un fuerte viento norte y estaba la mar tranquila, bajo un cielo chubascoso, fui avisado por el timonel de guardia, capitán de altos Thompson, que se acercaban en dirección a nuestro buque dos luces grandes blancas (como de un farol cada una) despidiendo llamaradas a intervalos y que parecían de algún remolcador que venía al costado en busca de auxilio.
“Como me demorase un poco, el marinero corrió nuevamente a avisarme, diciéndome que las luces se acercaban muy rápidamente y que su tamaño a la vez que grande era poco común, por lo que no creía fuese un remolcador, pues lo distinguía bien claramente que venían suspendidas en el aire a una altura no menor de un metro, y sin verse embarcación alguna.

Escampavía Huemul


“Seriamente inquietado y creyendo sucediese alguna desgracia, iba ya a salir a cubierta cuando percibí que por la claraboya de mi camarote entraba una gran claridad que lo iluminó a tal punto que parecía que se incendiaba. De un salto me puse en cubierta, llegando hasta el costado de babor, en donde encontré al timonel Thompson y al fogonero Antonio Rojas, de la máquina, que señalaban, llenos de estupefacción, cómo avanzaba una gran luz blanca, de llama de algo más de un metro de superficie, suspendida a una distancia igual o menos del agua. Extrañado a mi vez, corrí a buscar unos gemelos para cerciorarme mejor, volviendo cuando ya la luz se había alejado del costado, sensiblemente presentándose a mi vista no ya una, sino dos que se separaban a momentos de un modo brusco para reconstituir después una más grande y sola, ésta avanzando siempre con una velocidad no menor de siete millas en su mínimo y quince en su máximo. Así se dirigieron a las carboneras de “Punta Arenas” (Ancud) que posee el Gobierno, y en ese lado de la playa permanecieron largo rato, emprendiendo de nuevo vertiginosa marcha por espacio como de una hora, para después desaparecer completamente después en dirección a Punta Ahuí y probablemente afuera.

“Esto fue visto también por el carpintero del buque, Gregorio Carmona, que entró de guardia a las 4 A.M., y por el fogonero Rojas, de la máquina.
“Una vez que hubo clareado el día, ya no se divisó nada, por lo que se suspendió la observación”. (1) (2)

Casi treinta años más tarde otro navío de bandera chilena sería protagonista de un nuevo fenómeno marino. Naveguemos entonces en las frías aguas del Pacífico sur a bordo de la corbeta-escuela “General Baquedano”.
“La información que dimos el sábado sobre la similitud que presentaba el fenómeno celeste observado en el Golfo de Penas y que consistía en un cuerpo esférico, luminoso y rojo con la “bola de fuego” de que habló el sismólogo R. P Gun-Bayer en un estudio sobre los fenómenos eléctricos nos ha traído descripciones de apariciones nocturnas análogas en el mar observadas en otras ocasiones.
Y es así como un marino de la Armada Nacional, hoy retirado, nos ha descrito la presencia de un fenómeno análogo a fines de abril o principios de mayo de 1934 observado desde la corbeta – escuela “General Baquedano” una noche que, en viaje desde Juan Fernández al Estrecho de Magallanes por fuera de los canales pasaba precisamente frente al Golfo de Penas.


Corbeta General Baquedano

Nuestro informante era el oficial de guardia de la “Baquedano” en aquel turno entre las 12 de la noche y las cuatro de la madrugada. Iba la corbeta navegando a la vela sobre un mar pesado. La noche era a veces de neblina y otras de llovizna. El fenómeno se vio en el cielo hacia el este o sea hacia la costa. El centinela de popa gritó primero: “¡Luz en aleta de babor”! El cuerpo era grande y luminoso y cambiaba de color, un minuto después el centinela gritó por segunda vez “¡Luz en cuadra de babor!” Lo que demostraba que el cuerpo esférico avanzaba más rápido que la nave.
La tripulación de guardia miraba el fenómeno. Se despertaron los tripulantes que dormían de reserva al pie de los palos. Se dispuso que un oficial tomara con el sextante la ubicación del cuerpo celeste, que ya pasaba del rojo al amarillo, al azul, al verde, al blanco y luego repetía los diferentes colores.
Se había avisado al comandante. El centinela daba el tercer aviso: “¡Luz en amura de babor!”. Ya casi toda la tripulación estaba sobre cubierta mirando silenciosa el fenómeno celeste.
Rompió el silencio la voz inquieta de un marinero chilote: “¿Será el Caleuche?”. (3)
El cuerpo misterioso seguía avanzando hasta desaparecer. Su visión había durado más o menos cuatro minutos.
El oficial de guardia, después de oír la cuenta del que había hecho cálculos con el sextante, hizo la anotación correspondiente del hecho en la bitácora de la “Baquedano” libro que debe encontrarse hoy archivado en el departamento correspondiente de la Marina.
La “Baquedano” seguía su viaje a la vela sobre el mar pesado de esa noche bajo un cielo neblinoso y a veces bajo la llovizna. (4)

Caso Bombero Suárez
Un valiente bombero argentino caminaba incansablemente en 1950 tratando de cumplir su anhelo de unir Buenos Aires con Tierra del Fuego a pie, acompañado solamente de sus perros. Mientras tanto los cielos del cono Sur desbordaban de observaciones de luces y objetos no identificados. El punto de referencia de cualquier viajero patagónico debe ser el mar o la Cordillera. Nuestro aventurero seguía el tortuoso trayecto del Océano Atlántico bañando las costas argentinas. Veamos los hechos de los que fue protagonista:
Caso Suárez
El 3 de febrero de 1950 aproximadamente las 23 horas el bombero Romeo Ernesto Suárez, 23 años, realizaba un Raid desde Ushuaia a Buenos Aires (4000 kilómetros) cuando entre las localidades de San Sebastián y Río Grande hallándose a unos 600 metros del mar oyó un estrépito en el agua. Un objeto luminoso de forma ovalada ascendía del mar a unos 500 metros de la costa. Subió en forma vertical hasta un punto determinado en el que virando en ángulo recto desapareció hacia el continente en completo silencio.
Quince días después mientras atravesaba el camino costero a la altura de Puerto Coyle en la provincia de Santa Cruz vio igualmente en horas de la noche un grupo de 4 artefactos que emergían de las aguas mar adentro. Se trata de aparatos más pequeños que el observado en la Isla de Tierra del Fuego pero se comportaban maniobrando de igual modo. Elevándose en forma vertical y luego perdiéndose rumbo al Oeste, es decir hacia la Cordillera de los Andes. En esta segunda oportunidad fueron varios los testigos que apreciaron las extrañas evoluciones. (5)

FUEGO

El Fuego presente en la naturaleza en lo profundo, en el corazón de la tierra puede aflorar envolviendo sucesos que han evadido hasta el momento una explicación científica.
La furia del magma escapando a las presiones del interior de la corteza terrestre ha sido el vehículo de uno de los casos más extraños que recogimos en la Patagonia:
Caso Isla Decepción – 4 diciembre 1967
Decepción emerge de las frías aguas que circundan el Polo Sur. Según los científicos, es hoy el último vestigio de un poderoso volcán ya existente en los remotos tiempos en que la Antártica era un continente cálido y lleno de vegetación.
En diciembre de 1967 los científicos empezaron a notar vibraciones en las milenarias cavernas de lava. Algunas zonas se derrumbaron y los animales huyeron de la isla. Los síntomas de una inminente catástrofe fueron acentuándose y se preparó la evacuación de las misiones científicas que allí estaban. Según relatos de testigos, “los sismos se sucedían ya sin interrupción y las aguas daban la impresión de estar hirviendo”. Muchos científicos abandonaron sus equipos y útiles personales para salvar la vida. Las veloces lanchas escapan de aquel infierno, mientras algunos expedicionarios sacan fotografías de la isla. Se trata de una oportunidad única”.


Isla Decepción

Sorpresa
Las películas son reveladas en los mismos barcos de rescate. Pero en una de ellas hay algo más que humo. A la derecha de una humareda procedente de una erupción submarina, hay un pájaro con las alas extendidas y más arriba, en el ángulo izquierdo, una forma maciza y concreta, fuera de toda posibilidad de trucaje, dada las condiciones en que había sido tomada. Los científicos coinciden en que aquello es un Objeto Volante No Identificado, inmóvil, sobre la erupción de Isla Decepción. (6)

El siglo XVII conservaba intacto aún el espíritu aventurero de los conquistadores españoles aunque en algunas regiones comenzaban a ver su ánimo un tanto abatido. En el Fuerte de Carelmapu las cosas podrían no estar todo lo bien que deseaban sus obligados moradores sin embargo el más certero ataque no provino de las armas de los bravos indígenas sino del “Fuego del Cielo”. Cual el rayo mortífero enviado por la diestra de Júpiter en el Olimpo o la lluvia de fuego y azufre que borró del planeta a Sodoma y Gomorra “algo” simbolizado en una bola de Fuego arrasó la fortificación. Cedamos paso a la prosa de los cronistas:
Caso Carelmapu
…Pero lo que ha causado mayor terror en todo Chiloé, y aún en todo Chile, ha sido la ruina, que padeció el fuerte de Carelmapu, causada de la violencia de un huracán o remolino que dicen pasó en un credo. Fue el caso que a catorce de mayo de seiscientos y treinta y tres al cuarto del alba se oyó un tan vehemente y espantoso ruido por todas las casas y fuerte, que desnudos obligó a los moradores a saltar con gran prisa de sus camas, desamparando las casas y huyendo afuera para ver lo que era, porque todo parecía venirse abajo, y fue así que las tres galeras (7) grandes del fuerte vinieron al suelo con todo con todo un lienzo del malal (8) y dos puertas muy pesadas, que después, como dicen, apenas podía menear toda la compañía de soldados, las sacó de sus quicios el remolino. Los que iban hacia la iglesia, que es buena y capaz toda de tablas y de madera la hallaron arrasada por tierra. Las cruces que por algún trecho estaban alrededor, caídas en tierra distantes de sus primeros lugares; los que iban hacia la casería veían todas las casas maltratadas, unas del todo por el suelo, como la nuestra, con un gran cajón que había dentro hecho astillas. Otra de un soldado, que apenas había salido huyendo temeroso, cuando cayó toda la casa, dando lugar a que también se escapasen la mujer y los hijos, y otras que habían desmentido (9) de sus lugares y otras finalmente destechadas y maltratadas de suerte que todas hicieron ruina, sin que alguna se pudiese escapar. Seguíase luego el ver las pilas de tablas y tablones: éstos algunos hechos pedazos, aquéllas sembradas por la playa y el mar, entrando después a sacarlas con el agua a los pechos, yendo otras a parar a una isla distante tres o cuatro leguas. Las piedras de la playa con la grande fuerza fuera de sus lugares amontonadas hacia algunas casas. Dos piraguas, que había, hechas pedazos. Todo este destrozo vieron de repente sin tener ya dónde guarecerse de un muy grande aguacero que les caía encima.
Quisieron saber más de dónde o cómo había venido el dichoso remolino, y fueron hacia las rancherías de los indios, que están del fuerte espacio de legua y media, los cuales ni sabían ni habían oído cosa alguna; sólo hallaron en un puesto que llaman las Tres Leguas, y estaba como cuatro o cinco cuadras enfrente de la iglesia, árboles arrancados, de donde espantados se volvieron al fuerte; más no paró aquí la calamidad y tormenta porque poco después vieron uno como globo de fuego sobre un monte alto, que cae encima del fuerte y donde suelen subir entrar a ver los navíos, el cual parecía amenazar aún mayor ruina. De allí saltó al mar alterando las aguas; tras él vino una gran tempestad de truenos acompañada de una gran oscuridad, que iba volando por toda esta bahía, y últimamente despidió de sí el cielo granizo más grueso, sin encarecimiento, que balas grandes de mosquete, quedando el mar como hirviendo y levantando tan grandes y altas olas, que dicen ser cosa increíble si no es a quién lo vio.
…Esto cuentan los capitanes que se hallaron presentes. (10)

Un grupo de testigos en el sur chileno ven absortos el desplazamiento de una gigantesca masa incandescente que se dirige hacia la Cordillera de los Andes en evidente trayectoria de colisión. Sin embargo, el objeto ígneo atraviesa la formación montañosa y poco después se precipita en medio de un ensordecedor trueno en territorio argentino. Eran las 19:15 horas del 3 de Octubre de 1980 cuando dio inicio uno de los casos más enigmáticos de caída de objetos no identificados. Merced a la excelente investigación de campo realizada por Héctor González Herrero y Pastor Méndez pudimos reconstruir la historia:
Caso Mencué:
Un objeto cuya identificación no se ha logrado hasta el momento se habría precipitado a tierra en algún punto del extenso y desértico paraje El Cuy, en las últimas horas de la tarde del 3 de octubre de 1980. El cuerpo, según testimonio de varias personas, cayó a una gran velocidad y envuelto en una bola de fuego, produciéndose una densa humareda al impactar contra la superficie terrestre. Según se supo, la noticia fue comentada desde el paraje Los Menucos por un radioaficionado, a la Torre de Control del Aeropuerto de Neuquén desde dónde se hicieron averiguaciones a las estaciones aéreas de Chapelco, San Carlos de Bariloche y Santa Rosa, para determinar si había en esos momentos alguna máquina en vuelo, lo que fue desestimado. La información avalada por numerosos testigos visuales fue recogida por la policía de Neuquén y Río Negro, organismos que, según se informó desde Cipolletti enviaron sendas patrullas hacia la margen sur del Río Negro para tratar de detectar el objeto en cuestión
Informaciones complementarias fueron aportadas por un cable de la agencia TELAM a las 22:30 horas que aclaraba:”Un extraño objeto no identificado se precipitó a tierra en inmediaciones de la precordillera, a unos 70 kilómetros al E-SE de San Martín de los Andes, siendo divisado por un piloto civil y otro de línea comercial.

Testigos del Suceso de Mencué

Al día siguiente los investigadores Héctor González Herrero y Pastor Méndez de la entidad ONIFE dirigida por entonces por Fabio Zerpa se desplazaron en un avión del Aeroclub de Bariloche descubriendo en el paraje ubicado entre Laguna Blanca y Mencué una zona con los restos dos focos de incendio presumiblemente provocados por el paso del extraño objeto pero que luego resultaron ser provocados por pobladores. Prácticamente todos los pobladores entrevistados en las localidades de Pilcaniyeu, Comallo, Cañadón Chileno, Aguada del Zorro y Laguna Blanca coincidieron en la descripción del episodio agregando que se escuchó una fuerte explosión, como un trueno. Julio Herrera, chileno de 40 años y encargado de la Estancia Santa Isabel declaró a los ufólogos de ONIFE que “observé a gran altura, por lo menos 4000 metros, una especie de plato muy brillante, que avanzaba a regular velocidad, girando sobre su eje”. Según sostuvo el objeto “era como la tapa de una olla, muy redondo y brillaba como un espejo, después de unos dos minutos de marcha expulsó un humo denso y automáticamente comenzó a balancearse como una hoja cayendo y finalmente aumentó su velocidad perdiéndose hacia el Norte”. Poco después escucharon dos explosiones, una más intensa.
Los testimonios se obtuvieron en gran número coincidiendo la gran mayoría de ellos en las características del fenómeno observado. Desafortunadamente, pese a los denodados esfuerzos de los periodistas y autoridades no se pudo descubrir ningún indicio de la hipotética caída de un OVNI. Las teorías incluyen la posibilidad de que se tratara de un aerolito de grandes proporciones que se desintegró en el aire y no produjo restos de tamaño apreciable. (11)


AIRE

La homogeneidad de la geografía y costumbres de la Patagonia de Chile y Argentina parece verse reflejada con una claridad propia de los cielos australes en el caso que tuvo como protagonistas a los pilotos de un avión argentino que se disponía a aterrizar en el aeropuerto chileno de Punta Arenas. Formando parte de una de las oleadas más espectaculares de la historia puede haber pasado desapercibido en otras referencias, sin embargo se adapta perfectamente a los patrones de nuestro actual trabajo por lo que nos permitirán relatarlo con lujo de detalles:
Caso Avión
Ayer, dos pilotos del Servicio de Cabotaje de Aerolíneas Argentinas afirmaron haber observado las circunvoluciones de un objeto volador no identificado cuando se aprestaban a aterrizar en el aeropuerto de Punta Arenas.
“Los comandantes Raúl Guardabassi y Ulises Tiviroll manifestaron que cuando volaban el martes último sobre el Estrecho de Magallanes piloteando un Avro-748 de pasajeros, vieron sobre el horizonte un objeto de apariencia cilíndrica del cual emanaba una intensa luz rojiza que efectuó en escaso margen de tiempo giros de 90 grados en su dirección de vuelo”.
El diario “El Mercurio (Santiago) 7 junio 1968 entregó otros antecedentes: Un OVNI que parecía un platillo volador, divisaron llegando al aeropuerto de la Base aérea Chabunco cuando aterrizaban en la pista 25. Les pareció que el objeto estaba a 1.500 o 1.800 metros de altura en dirección al oeste. Realizaba dos virajes de 90 grados cada uno. Tiviroll informó al ser consultado por los periodistas que pudo ver con toda claridad un objeto brillante sobre el horizonte cuando eran las 20 horas. “Los virajes de 90 grados cada uno nos dio la seguridad que era un Ovni”. Por su parte, su compañero Guardabassi, manifestó que los virajes desde un comienzo me parecieron controlados. Más tarde un grupo de personas que venía de Puerto Natales declaró que habían visto el fenómeno. Luis Quezada funcionario de una empresa naviera que viajaba en automóvil con el taxista José Marín, acompañado por dos funcionarios de una empresa naviera de ASMAR y por Guillermo Gallardo, de la firma Broom y de un empleado de EMPREMAR, declaró haber visto no sólo uno sino que tres objetos.
“Los colores, informó Quezada, eran muy fuertes y luminosos. Podía observarse un rojo, verde y blanco intensivos. Uno de los objetos prosiguió, se movía en zig-zag. A momentos quedaba parado, cuarenta kilómetros más adelante, vimos dos más que tenían una aureola como de “gas”. (12)

¿Podrían ser los denominados OVNIs algún tipo de desconocida fabricada en alguna oculta base desdibujada en las inmedibles extensiones cubiertas de nieve y desolación? Quizás, como algunos hemos sugerido en anteriores trabajos, muchas aeronaves supuestamente extraterrestres serían realmente diseñadas en nuestro propio planeta. Pocos días después del caso reseñado en el aeropuerto de San Carlos de Bariloche, tuvimos un probable Objeto Volador Terrestre No Identificado:
Caso aeropuerto Bariloche:
Probablemente la Patagonia sea el punto de despegue de otro misterio que acumula ya media centuria. El famoso y jamás aclarado episodio de Wilfredo Arévalo indicado en todas las recopilaciones como el primer caso con reporte de entidades humanoides en Argentina (aseveración que dista de ser cierta, como han demostrado algunos investigadores). A aquellos que deseen conocer con profundidad los pormenores de este suceso los invitamos a consultar las fuentes que indicamos. Permitan solamente que incluyamos en pocas líneas un apretado resumen del evento:
El 23 de julio de 1968 el Aeropuerto de la ciudad de Bariloche se vio sorprendido por una presencia no identificada pero que a todas luces no dejaba de ser un aparato con forma de avión pero con características atípicas. A las 13:15 horas, el operador de la torre de control Walter Furst se hallaba en su tarea de guiar el aterrizaje de dos aeronaves cuando el comandante de el Avro de Aerolíneas Argentinas irradió un llamado algo exaltado afirmando que tenía frente suyo una gran aeronave.”Era un avión de dimensiones grandes, silencioso y llevaba una trayectoria que indicaba una maniobra de descenso. Traté de comunicarme en todas las frecuencias que se emplean y no recibí respuesta. La máquina intrusa volaba de perfil, se la podía comparar con un Caravelle o un Comet pero de cuerpo más fino, alas muy cortas, plateado. No le vi ventanillas y volaba a unos 200 o 300 Km/h. Siguió evolucionando a unos 150 metros de altura hasta el final de la pista y demostrando una extraordinaria maniobrabilidad viró hacia la izquierda, fue hasta los cerros cercanos y se perdió en dirección del lago Nahuel Huapi. Poco después volvió a aparecer repitiendo la arriesgada maniobra y desapareciendo finalmente tras realizar un giro cerrado de casi 360 grados.

Esquema del Avión Observado

Según el aporte de otros testigos el avión desconocido emitía un débil zumbido, de ninguna manera comparable al de las turbinas. Poseía dos reactores debajo de las alas y el fuselaje daba la sensación de “colgar” bajo las alas.
Un experto piloto rumano radicado en Bariloche Demetrio Cottescu declaró que:”Las aeronaves a reacción que vuelan a baja altura necesitan turbinas que trabajen con más velocidad y potencia. En los virajes siempre se pierde velocidad y altura si no se aumenta la potencia. Y este avión viraba en forma extraordinaria, no perdía altura, no aumentaba su velocidad, que era mínima y el zumbido era el mismo, casi apagado”.

El desconocido objeto violó el espacio aéreo nacional y no se identificó en ningún momento provocando la comisión de un delito. Sin embargo, desapareció del mismo modo extraño en que se hizo presente ese tarde. (13)
Los hechos demuestran que los cielos son surcados por objetos con una tecnología que difiere de la que comúnmente se emplea en la aeronavegación. De todas maneras es muy difícil asociar estos casos a actividades de seres extraterrestres. Aquí estamos en presencia de prototipos experimentales de origen terrestre. Pero, ¿cuál podría ser su origen? ¿Es posible que las grandes potencias prueben sus vehículos aéreos en una zona donde sean tan fácilmente detectables? Quizás tales máquinas avanzadas provengan de alguna de aquellas bases que los muchos estudiosos vinculan con las actividades de refugiados Nazis en el territorio argentino y chileno. Recordemos que la zona de Bariloche fue señalada tradicionalmente como asiento de comunidades de ex jerarcas y científicos provenientes del régimen liderado por Adolf Hitler. No casualmente el proyecto de Richter vinculado con el desarrollo de la energía nuclear se montó en la Isla Huemul en el lago Nahuel Huapi.

Caso Arévalo:
Quiso la constante búsqueda de material en viejos archivos periodísticos que uno de nosotros (Fabio Picasso) tropezara con una corta referencia acerca de unas declaraciones vertidas por un Ingeniero Inglés habitante en Valparaíso (Chile). Tales afirmaciones pronunciadas pocos días después del avistamiento de Kenneth Arnold versaban sobre el desarrollo que el citado William H. Ashlin habría realizado de un prototipo idéntico a los “Platos Voladores” que se reportaban a diario en esos días. Muy similar también a los “OVNIs alemanes”. Este supuesto inventor habría intentado entregar esos planos y experimentos a los altos mandos ingleses, aunque sin obtener resultados positivos. Poco después de las explosivas declaraciones el Ingeniero Ashlin literalmente desapareció del mapa, abandonando su propia empresa en el citado puerto chileno.
Reuniendo muchas más referencias merced al trabajoso rastreo en las bibliotecas de Santiago y Buenos Aires pudimos tener un claro panorama de lo sucedido con Ashlin pero lo curioso de su historia se develó cuando analizando por enésima vez la carta entregada por Arévalo a la redacción del diario La Razón pudimos ver la sorprendente coincidencia en las iniciales de ambos protagonistas: W.H.A.
Separados por tres años, dos misteriosos personajes, dos verdaderas leyendas de la Ufología argentino-chilena parecían superponerse perfectamente. Desgraciadamente no será posible poder comprobar esta hipótesis pues es seguro que ambos (o el único) actores han debido fallecer o borrar perfectamente sus rastros. Dejamos a los analistas nuestro modesto aporte pero no podremos dejar de resaltar la asombrosa coincidencia en las tres iniciales y el tema en que se vieron involucrados estos dos hombres.
Caso Arévalo - Ashlin:
El sábado 18 de Marzo de 1950 a las 18:30 horas encontrándome guiando mi camioneta a 32 kilómetros del Lago Argentino por la ruta que lo une con la localidad de Luis Piedrabuena, en la provincia de Santa Cruz, donde poseo mi campo y comercio con lanas y cueros, divisé de pronto en el cielo despejado y proveniente del Sudeste a fantástica velocidad dos puntos luminosos que describiendo amplios círculos se aproximaban a tierra. Creí en un principio que fuesen estrellas fugaces, pues estaba anocheciendo y eso podía ser común. Pero repentinamente una de esas luces tomó vertiginosa altura y quedó fija en el espacio. La otra comenzó a describir círculos pronunciados cada vez a menor altura hasta que se posó suavemente en tierra tres kilómetros delante de mí, en el campo de pastoreo de La Blanqueada, en el camino del algo. A pesar de la distancia pude darme cuenta realmente de que se trataba de una máquina circular sumamente blanca y fosforescente, de la que surgía por la parte posterior un humo azulado, sumamente luminoso y denso. Puse en marcha mi camioneta acercándome prudentemente pues pensé que tal vez se trataba de algún avión a chorro de nuestra Aeronáutica Militar que se hubiera accidentado. Detuve mi vehículo a 150 metros de distancia de aquella máquina plateada que brillaba intensamente entre los pastos altos...La máquina circular tenía un gran plano giratorio que rotaba constantemente a modo de un tocadiscos. Su estructura parecía ser de aluminio o de algún otro metal muy liviano y era extrañamente fosforescente. En su parte media estaba situada una amplia cabina de vidrio o algo semejante, en forma de bóveda, de una transparencia y claridad deslumbrante. En su interior se movían cuatro hombres sumamente altos y esbeltos, vestidos con ropas blancas, ajustadas estrechamente a sus cuerpos. Aquellas figuras debían tener dos metros de estatura al menos, calculando que el diámetro de la cabina fuese de 15 metros.

Dibujo de Wilfredo arévalo

Los tripulantes de la máquina parecían tener sus cuerpos envueltos en algo así como fundas de celofán, pues sus figuras brillaban de un modo rarísimo. Sus rostros eran sumamente pálidos, casi de un color blanco puro. Sus demás proporciones eran normales y hasta gallardas.
Al intentar acercarse aún más al punto del extraño aterrizaje el testigo pudo observar que la máquina comenzó a girar vertiginosamente, los deslumbró con una intensísima luz y expeliendo un humo azul intenso se elevó emitiendo un suave zumbido. Pocos segundos después se le unió el segundo objeto que se hallaba suspendido perdiéndose ambos en el espacio. (14)

TIERRA

Tierra del Fuego, llamada así por los navegantes en virtud de la enorme cantidad de hogueras encendidas por los estoicos habitantes indígenas del confín del continente es sin duda el sitio en que la Cordillera cede altura para borrar una frontera virtual en la Patagonia. Allí la poca consistente tierra fue hollada por algunos fenómenos que dejaron improntas indelebles. Evidencias que la fotografía ha perpetuado. Corría el año 1964 tan escaso en manifestaciones anómalas cuando el Monte Susana, que custodia la ciudad de Ushuaia fue testigo de un hecho llamativo:

Caso Monte Susana:
Si tomamos rumbo hacia el Oeste nos toparemos con otro episodio que ha producido interesantes huellas. Aunque ya ha sido reseñado en otro trabajo nos tomaremos sólo unas pocas líneas para plantear algunas dudas y consideraciones.
El 2 de enero de 1964 el señor Roberto Bascur observó de noche tres objetos no identificados de tonalidad difusa, con colores amarillo, anaranjado y rojo destellante. Uno de los aparatos parecía maniobrar como si fuera a aterrizar cosa que efectivamente hizo poco después en la zona del glaciar ubicado en el Monte Susana. Al día siguiente fue hallada una huella en la nieve de un diámetro de 7 metros con restos de algas marinas en su interior.
El objeto semejaba tener una forma ovoide aunque la impronta es claramente de forma circular perfecta. (15)

Caso El Zurdo, región cercana Morro Chico
El investigador Jorge Anfruns Dumont recoge en su libro “Extraterrestres en Chile. Top Secret” la entrevista realizada el 19 de enero de 1996 al principal testigo el Sr. René Peri Fagerstrom; dejemos que sea él quien relate el suceso ocurrido en Punta Arenas en septiembre de 1966 o 1967: “Yo servía en Magallanes, precisamente en Punta Arenas, fui ayudante del Intendente, don Mateo Martinic, yo era capitán a esas alturas y un día supo Mateo que habían reclamaciones a lo largo y ancho de todo el territorio de la Patagonia meridional chilena de que unos ruidos portentosos se habían escuchado en distintas partes del territorio con quebrazón de vidrios en las estancias, y le llegaban a ese hombre que es oriundo de Magallanes las solicitudes de los estancieros, no por los daños, sino ¿qué diablos había ocurrido? preguntando el origen de esos ruidos que habían motivado tanto destrozos. Mateo escuchó las peticiones de sus coterráneos y dispuso una investigación, ya que él también quería saber qué pasaba. Primero se pensó en la explosión de una mina, pero lo raro era que se habían detectado estos ruidos en lugares tan distintos como Butler Cool (53º 34’ Latitud y 72º 33 Longitud) cerca de Río Gallegos en la frontera en el Monte Aymond (52º 06 Latitud y 69º 23 Longitud) y en otras partes y él hizo los encargos correspondientes al apostadero Naval de Magallanes, a la Quinta División de Ejército, a la Prefectura de Carabineros y se supone que a Investigaciones (policía civil chilena), para que se le informara en un plazo prudente, las posibles razones de este estropicio. No hubo ninguna respuesta inmediata, inclusive nos olvidamos del asunto hasta que a los treinta días aparece un sargento de carabineros del retén fronterizo del Monte Aymond dando cuenta a su prefectura en Punta Arenas y ésta a la Intendencia de que en uno de sus patrullajes el sargento había encontrado unas piezas metálicas de origen desconocido y que habían arrasado el coirón y que habían hecho profundos hoyos y para él obviamente era una “cosa muy extraña”. Yo recuerdo que guiado por mi curiosidad de la época y que me gustaba mucho el tema de todo este tipo de cosas, fui a recibir, porque la mandó en un camión, me refiero a las piezas, pero después fui al lugar mismo. Recibimos en el camión, material de unas piezas de hierro semejantes a tablas que no tenían aparentemente nada extraordinario, a simple vista de una persona no experta incluso eran toscas, más o menos yo diría un metro de largo por unos 60 a 70 centímetros de ancho de un grosor de unos diez centímetros. Recibí estos con las debidas medidas de cautela, nosotros pensábamos que a lo mejor podrían estar ¿qué se yo? con potencialidades u otro tipo de “cosas”, mirábamos con bastante suspicacia todo aquello. Se dio cuenta a la Intendencia y esta determinó enviarlas a E.N.A.P. (Empresa Nacional del Petróleo) para su examen. La E.N.A.P hizo el análisis y encontró que el metal proporcionado no correspondía a ninguna aleación conocida y no pertenecían en consecuencia al estallido de alguna mina o alguna caldera, luego vino a examinar estas piezas el curita del observatorio que tienen los Salesianos en el colegio San José. El cual concordó a simple vista que eran unas planchas bastante curiosas no conocidas y que le llamaban profundamente la atención en la forma como estaban en un despoblado. Cuando yo fui cuatro días después vi que todo el coironal había sido quemado. Como no hubo una respuesta precisa desde el punto de vista científico de su procedencia, don Mateo decidió enviarlas a la Quinta División de Ejército. Y nunca más supimos de “eso”. Sólo recuerdo que seis meses después leí en la prensa: que en Colombia o en Venezuela se habían encontrado unos objetos similares precedidos de un enorme ruido, de apariencia tosca y que también había ocasionado ciertas sensaciones de curiosidad por parte de la gente, toda vez que venía desde un despacho internacional. Esta experiencia fue por el año 66 o 67”. (16)


CONCLUSIONES

La apretada síntesis de la casuística patagónica por nosotros delineada en este trabajo nos permite apreciar la variabilidad de sucesos y de escenarios. En este sentido, deliberadamente hemos evitado las crónicas sobre apariciones de entidades humanoides porque estimamos constructivo exponerlas en un futuro estudio comparativo con las entidades propias del folklore regional. Como referimos en la presentación de este artículo la vinculación de la fenomenología anómala con los diferentes episodios históricos y sociales puede descubrirse en el análisis de los hechos expuestos en estas líneas. En efecto, desde los lejanos tiempos de la conquista hasta el presente el fenómeno ovni ha adquirido particulares aristas que parecen seguir la evolución del hombre cual una sombra. Bolas de fuego, luces en apariencia inmateriales, se entrelazan con leyendas de barcos fantasmas, prototipos desarrollados por potencias y naves extraterrestres. Las vastas regiones de la Patagonia albergan, como todo el planeta, sucesos que si bien son reales hunden sus raíces en el subconsciente humano, se nutren de los aconteceres de la sociedad y se moldean en las mentes particulares de cada uno de los testigos. La búsqueda no puede ser circunscripta a las estrellas, al mar o a una base secreta nazi o rusa, indudablemente el primer paso es desentrañar el mecanismo que permite que seamos testigos y participantes de una serie de fenómenos anómalos que aún carecen de explicación.
Nuestra propuesta, ejemplificada en esta reseña, se encamina en lograr un estudio multidisciplinario de los fenómenos no explicados, concurriendo en su análisis especialistas de las más variadas ramas del saber. Dejando de lado medio siglo de disputas entre psicólogos, ufólogos y sociólogos intentaremos darle forma a una materia que aún esta en una etapa de gestación aunque dando síntomas evidentes de sufrir una lenta metamorfosis que la convierta en una ciencia.

Fabio Picasso y Liliana Núñez O.
Santiago de Chile y Buenos Aires, Noviembre 25, 2003


Referencias citadas:

1. “Revista del Domingo” del diario ‘El Mercurio’ (Santiago), 7 julio 1968, “Los Invasores en Chile”, pg. 14.

2. Crónica de Fontecilla Larraín, Arturo, escrita para “Revista Católica” (Santiago) Nº 179, sábado, 2 enero 1909.

3. Navío fantástico propio del folklore de la Isla de Chiloé y regiones del sur de Chile

4. Diario El Mercurio (Santiago), 13 febrero 1950, “En 1934 la “Baquedano vio en Golfo de Penas la “Bola de Fuego”, pg. 4

5. Las Heras, Antonio: OVNIs: Los Extraterrestres Entre Nosotros, Rueda (Buenos Aires) 1978, pg.105-106.

6. Revista “Pillán” (Santiago) Nº 3, “OVNIS en Chile”, Rojas Murphy, Andrés, junio 1984, pg. 29.

7. galeras = crujías, espacio comprendido entre dos muros de carga.

8. malal = fuerte. También significa muro o estacada.

9. desmentir = perder la línea, nivel o dirección que corresponde

10. “Histórica Relación del Reyno de Chile” Ovalle, Alonso de. (Editorial Universitaria. Santiago, 1974) pgs. 51-52.

11. González Herrero, Héctor y Méndez; Pastor: El Incidente de Río Negro ¿Cayó un OVNI?, Cuarta Dimensión (Buenos Aires), # 80, pg.52-59.

12. La Tercera de la Hora (Santiago) 10 de junio de 1968, “Discos Voladores en Punta Arenas”, pg. 7; El Mercurio (Santiago) Francisco Eterovic“Ovnis Vieron en Punta Arenas”, 7 junio 1968, pg. 27

13. Vignati, Alejandro: Bariloche: Desde el Cielo Nos Vigilan, 2001 (Buenos Aires) # 1, Octubre de 1968, pg.4 –11.

14. Un Hacendado de Santa Cruz Vio un Plato Volador a 150 metros Cuando Aterrizaba, La Razón (Buenos Aires), 13 de Abril de 1950, pg.3.

15. Cerasale, Víctor y Silvia y Zerpa, Fabio: Caso Monte Susana, una Huella en la Nieve, Cuarta Dimensión # 14, pg.8-10 octubre de 1974.

16. “Extraterrestres en Chile.Top Secret”. Anfruns Dumont, Jorge E, (Editorial El Triunfo. Santiago, 1996), pgs. 151-152; La Prensa Austral (Punta Arenas) 5 octubre 1966.